sábado, 13 de abril de 2013

EQUIPO.6. LOS MOVIMIENTOS NACIONALES Y LOS PROCESOS DE UNIFICACION DE ITALIA Y ALEMANIA

LA UNIFICACION ITALIANA.
Italia conformaba plenamente una comunidad nacional, sin embargo, carecía la unidad política. Luego del congreso de Viena, la península itálica quedó considerablemente fragmentada. Entre los estados principales que en ella existían podemos mencionar al reino de Piamonte, los ducados de Parma , Modena y toscana; más la Lombardia y el Veneto, que estaban en manos de los austríacos.
El deseo de los italianos de conformar su unidad política era muy intenso y tuvo su expresión más radical en un movimiento nacionalista, de fuertes raíces populares, cuyo representante principal fue Mazzini. El objetivo de tal movimiento era conseguir la unificación italiana liquidando a las monarquías y estableciendo una República. Se trataba pues, de una tendencia que aspiraban a unir a Italia por vía revolucionaria, basándose en el pueblo y en su lucha.
Esta tendencia nacionalista generó todo un movimiento cultural e intelectual denominado el “Risorgimiento”, el cual buscó fundamentar en el terreno de la cultura y el pensamiento la necesidad de la unificación política.
Encabezados por Mazzini, los nacionalistas italianos de tipo radical habían luchado denodadamente contra Austria, que aparecía como el principal obstáculo para conseguir la unificación. La monarquía austríaca, en efecto, dominaba la vida política italiana impidiendo cualquier cambio progresista, oponiéndose a la concesión de las libertades que atentasen contra el orden político establecido. Mazzini y los nacionalistas radicales se habían levantado en 1848 contra los austríacos, pero habían fracasado.
Pero en Italia también existían los partidarios de realizar la unificación del país “por arriba”, es decir, por vía moderada, Tal era el caso del reino de Piamonte, encabezado por su Rey Víctor Manuel II y su ministro Cavour. Estos profesaban un liberalismo moderado.
Cavour procedió a tomar la iniciativa. El problema a resolver era cómo enfrentar a una potencia mucho más poderosa, como lo era Austria. La conclusión fue que ello sólo sería posible con la ayuda de otra potencia igualmente poderosa. De allí que se resolviera acudir pidiendo el apoyo a Francia, gobernada por Luis Bonaparte, quien se manifestaba partidario del principio nacional y que recelaba de la influencia austríaca.
La alianza Franco - piamontes que de tal modo se gestó, declaró la guerra a Austria. En las sangrientas batallas de Magenta y Solferino ésta última fue derrotada y debió retirarse de la Lombardia, la que cedió definitamente en virtud del Tratado de Zurich (1859). Luego, alentados ante los resultados obtenidos en diversos pequeños estados de Italia estalló una serie de levantamientos nacionalistas que pugnaban por la unificación con el reino de Piamonte. Así este pudo anexarse Toscana, Modena y Parma, que hasta entonces se habían mantenidos como ducados independientes. Mientras tanto,, Francia le había retirado el apoyo a sus ex aliados piamonteses por el temor a una guerra de mayor envergadura con Austria en donde los prusianos podían intervenir en favor de esta última.
A los resultados del proceso de unificación obtenidos en el norte, hay que agregar el desarrollo de la situación en la parte sur de la península. Aquí la lucha era dada por Garivaldi, un guerrillero que había formado un ejército popular con el fin de derribar a las dinastías y establecer la unificación Italiana sobre una base republicana . Las pretensiones de Garivaldi fueron en gran medida conseguidas.. En efecto, logró derrotar a la dinastía de Borbones que gobernaba el reino de Nápoles y Sicilia. Con el sur bajo su control Garivaldi procedió a sacrificar sus convicciones republicanas en aras de sus ideales nacionalistas. Fue así que resolvió colocar bajo la soberanía del Rey del Piamonte todos los territorios meridionales de la península. De tal modo, Víctor Manuel fue proclamado como Rey de Italia (1861).
Sin embargo, la unificación italiana todavía no estaba completa. Los Austríacos seguían dominando en el Veneto y al centro de la península subsistían los Estados Pontificios, que se negaban a ceder su soberanía. Las potencias católicas se empeñaban en mantener al Papa en su papel de jefe de estado. En especial era importante el apoyo prestado por Francia, la que incluso puso a disposición del pontífice una serie de destacamentos militares que se instalaron en Roma con el fin de prevenir cualquier intento de Víctor Manuel por apoderarse de esta cuidad. Los nacionalistas no ocultaban sus pretensiones en el sentido de que precisamente Roma debía ser la capital de la Italia. Pero ello todavía tendría que esperar.
La incorporación del Veneto a Italia se produjo en 1866, luego de la guerra Austro - prusiana. En aquella oportunidad los italianos participaron como aliados de Prusia, la que resultó vencedora. Austria , entonces debió entregar el Veneto, el que pasó a la soberanía itálica.
La incorporación de Roma a la soberanía italiana se dio en el contexto de la guerra Franco - prusiana de 1870 - 71. En aquella oportunidad, los franceses debieron retirar sus tropas de los Estados Pontificios a fin de utilizarlas en el conflictos. Aprovechándose de ello Víctor Manuel entró en Roma y la proclamó como su capital. De tal manera quedaba sellada la unidad italiana (1870).


LA UNIFICACION ALEMANA.

En Alemania, al igual como en Italia, existía un fuerte sentimiento nacional. Sin embargo, el país se hallaba dividido en 39 estados, los cuales conformaban la “Confederación Germánica”. Esta había sido creada por el Congreso de Viena. Encabezados por Austria los representantes de la Confederación sesionaban en la ciudad de Francfort.
La unidad nacional alemana era una necesidad sentida sobre todo por la burguesía, cuyos negocios se veían fuertemente perjudicados debido a la existencia de una serie de barreras aduaneras internas entre los Estados confederados. Tales barreras, sin duda, frenaron el crecimiento económico.
Junto a la burguesía que se encontraba interesada en avanzar hacia la unificación política, existía una fuerte corriente intelectual que se inclinaba en el mismo sentido. Uno de sus representantes principales había sido el poeta Shiller.
También entre los distintos estratos populares se desarrollaba un acentuado sentimiento patriótico , el que había sido muy estimulado por la resistencia que hubo que oponer a Napoleón durante el imperio. Los únicos intereses que no se orientaban en el sentido de la unificación del país eran las dinastías de los distintos Estados de la Confederación.
A la larga, las necesidades derivadas del desenvolvimiento económico entraron a tener peso creciente. Fue así como en 1834 se estableció el “ Zollverein “ o unión aduanera entre los Estados del Norte de la Confederación. A través de esta medida se suprimieron las barreras comerciales internas que hasta entonces habían separado a los estados firmantes de tal acuerdo. Con el tiempo, nuevos Estados se fueron sumando al Zollverein.
La creciente unificación aduanera condujo a Alemania a una gran prosperidad económica. La revolución industrial fue adquiriendo una ascendente velocidad, y con ello el desarrollo del capitalismo. Sin embargo, este proceso requería de la unificación política del país.
Uno de los obstáculos mayores que interponían en el camino de la unificación era la dualidad existente entre Prusia y Austria, las dos principales potencias de la Confederación. El problema que se planteaba era en torno a cual de ellas se unificaría el país. Durante la revolución de 1848 los liberales habían conseguido la conformación de una Asamblea Nacional la que, reunida en Francfort, propuso la conformación de un imperio federal cuya corona le seria concedida al rey de Prusia. Sin embargo, el proyecto fracasó precisamente debido a la oposición de Austria y al hecho de que luego la revolución fuera derrotada. Así, la tarea de la unificación nacional siguió pendiente.
Durante la década de los sesenta Prusia, bajo su rey Guillermo I y su canciller Otto Von Bismarck, hará esfuerzos decisivos para conseguir la unidad alemana “por arriba”. Ello, sin dudas implicaba entrar en un conflicto con Austria puesto que las pretensiones de Bismark eran convertir a Prusia en el eje del proceso unificador.
Consciente de tales implicancias, el canciller llegó a la conclusión de que para unificar a Alemania en torno a Prusia se requería excluir a Austria y, a la vez, valerse de la guerra como único medio posible para lograr los fines propuestos.
En 1864 estalló un conflicto armado por los ducados de Schleswig y Holstein, hasta entonces pertenecientes al Rey de Dinamarca. Prusia y Austria actuaron unidos contra los daneses, a los que lograron arrebatarles fácilmente los ducados, incorporándolos luego a la Confederación Germánica. Provisoriamente se resolvió que el Holstein quedaría bajo la administración de Austria mientras que Schleswig sería administrado por Prusia.
La importancia del conflicto por los ducados consistió en que de él saldrá más adelante el pretexto utilizado por Bismarck para declararle la guerra a Austria y para excluirla de Alemania. En efecto, en 1866 Prusia acusó a los austríacos de mala administración del Holstein, demandando que el control de dicho ducado pasara por sus manos. Austria no aceptó, por lo cual estalló la guerra. Los prusianos, que poseían el mejor ejército de Europa, derrotaron a las fuerzas austríacas en la batalla de Sadowa (1866). Luego de ella se firmo el tratado de Praga por el cual se disolvía la Confederación de Alemania. Por efectos del mismo tratado, se creó la Confederación de Alemania bajo la dirección prusiana. De tal manera, sólo los estados del sur no quedaron unificados bajo Prusia.
Por su parte Austria, impedida de desarrollar su influencia hacia el norte y hacia el occidente, se esforzará por expandirse hacia el este, especialmente en dirección a los Balcanes. El resultado de ello será la formación de la monarquía Austro - húngara y una serie de conflictos con Rusia que aspiraba igualmente a ejercer su hegemonía en aquellas regiones.
La unificación total de Alemania sólo se lograría luego de la guerra franco - prusiana de 1870 - 71. Los orígenes de esta conflagración son confusos, pero, en último término, fue el resultado del antagonismo derivado del temor de Francia ante el surgumiento de una poderosa potencia germánica, que podía poner en peligro su influencia en el continente. De allí que Napoleón III se interesase por detener a Prusia. Esta, por su parte, veía que un conflicto con Francia le permitiría unificar en torno a sí a todos los alemanes y, de tal modo, culminar el proceso de unificación nacional.
Estallada la guerra, tal como lo previó Bismarck, los estados del sur apoyaron a Prusia. De tal modo, los alemanes vencieron a Francia en las batallas de Sedán y Metz. Napoleón III hubo de abdicar y así el segundo Imperio francés llegó a su fin. Por la paz de Francfort los franceses hubieron de ceder la Alsacia y la Lorena. Paralelamente, los distintos estados alemanes reconocieron a Guillermo I como su Rey ( 1871). La unificación Alemania había sido realizada.

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