Energéticos en el siglo XX
Los recursos energéticos son el conjunto de medios
con los que los países del mundo intentan cubrir sus necesidades de energía
(vida cotidiana de la población, funcionamiento de las industrias, etc.).
La energía constituye el sustento de toda economía
y es el motor innegable que mueve gran parte de las actividades humanas, con
mayor fuerza desde la Revolución Industrial.
Si bien en las últimas décadas se han desarrollado programas que buscan
reemplazar paulatinamente las energías no renovables por otras de vida
ilimitada, la mayoría de los países depende, en gran parte, de dos fuentes: el
gas natural y el petróleo.
Gas natural
El gas natural es una de las energías más
utilizadas a nivel mundial, ya que representa casi la cuarta parte del consumo
energético planetario, y sus principales usos están orientados a la generación
de electricidad, como combustible para algunos vehículos, uso doméstico e
industrial. Si bien su origen es fósil, al igual que el petróleo, es
considerado una fuente energética limpia y segura.
Los
principales yacimientos de este combustible están localizados en Medio Oriente
(acaparando casi el 40% del total mundial), en Rusia y en otros países
europeos, pero es posible encontrarlos en todos los continentes. Además, según
estimaciones realizadas, los recursos existentes alcanzarían para 60 o 70 años
más (al ritmo de producción y consumo actual) y, además, se cuenta con la
certeza de que hay algunos depósitos gasíferos aún no explotados.
Petróleo
Petróleo
El petróleo es otra de las fuentes energéticas que movilizan
el mundo. Si bien su utilización es bastante cuestionada desde el punto de
vista ambiental (los gases que emite hacia la atmósfera son dañinos), a partir
del siglo XX el petróleo adquirió una importancia inusitada. La masificación de
las industrias, la aparición del automóvil como medio de transporte y hasta su
utilización como combustible en aviones lo posicionaron como una de las fuentes
energéticas vitales para el desarrollo económico de cualquier nación.
Se ha previsto que la demanda de petróleo, de aquí
a 2025, crecerá a un ritmo de casi 2% anual, pasando de 80 a 118 millones de
barriles diarios.
Esto es un gran desafío no sólo para aquellos países
que son grandes productores, sino también para aquellos que en menor escala
también generan el vital
recurso.
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